La mayoría de los tópicos se hacen realidad en estos diálogos. Hablamos mucho de Obama, de la crisis y del mercado laboral. Resulta curioso ver la visión para un americano de la indemnización por desempleo europea. Lejos de parecer un colchón, Jose lo califica de adormecedor y generador de conformismo. Curiosamente mete en el mismo saco a los empleados y a las propias empresas, ya que esas barreras de salida actúan en ambos sentidos.
No le falta razón, aunque yo de europeo tengo poco en mis pensamientos, aunque tampoco debemos olvidar que ese conformismo o colchón que reduce la exigencia y competitividad se transforma en una ventaja cuando uno afronta problemas en su vida y no puede pedalear a una velocidad constante y se tiene que conformar con avanzar a tirones.
Mi percepción es que el mercado laboral americano es implacable y exigente. Es la otra cara de su flexibilidad y dinamismo. Este mercado selecciona rápidamente a los que no dan la talla y les obliga a espabilar para buscarse las habichuelas (papá estado no estará ahí). ¿Qué pasa cuando uno no consigue levantar cabeza? Nada diferente, salvo nuevas oportunidades, que ya es bastante.
El mercado europeo es más complaciente y protector. Genera menos exigencia pero a la vez apaga el espíritu emprendedor y no favorece la aparición de oportunidades. Es decir, aplana la curva por ambos lados. Para personas exigentes y competitivas, Europa es un corsé. Para personas conformistas y, no nos olvidemos, también para los caraduras, Estados Unidos es una agresión a su yo más íntimo.
Como todo en la vida, la riqueza está en la mezcla, ningún sistema es la panacea porque todos somos diferentes. Además un americano es educado en su sistema y un europeo en el suyo, con lo que llevan grabados a fuego una serie de valores y percepciones.
Foto: la hice este verano bajo el Arco de Saint Louis poco antes de subir.