Internet es la "prolongación" de nuestro cerebro

En la apasionante charla de Ignacio Martínez Mendizábal que os contaba hace unos días, hubo una frase para enmarcar que si bien me gustó en su momento, no fui capaz de sacarle todo el jugo. Ramón la etiquetaba como el "Titular" de la charla, por lo que bien se merece una revisión.

Una parte de la charla describía como el tamaño cerebral del hombre había ido creciendo progresivamente con la evolución humana. En un determinado momento, ese cerebro estuvo capacitado para aprender a utilizar herramientas que potenciasen las habilidades humanas.

Un poco más tarde, el cerebro estuvo en disposición no sólo de usar las herramientas sino de crearlas. De esa manera surge la tecnología y la lucha humana por superar sus límites físicos una y otra vez. El hombre inventa armas para potenciar su capacidad de cazar, mejora los aparejos de pesca, pasa de ser un mero recolector a crear la agricultura y la ganadería, inventa medios de transporte y una larga enumeración de avances tecnológicos.

Pero siempre queda el límite del cerebro "cuanto saber puedo albergar", hasta que llegó Internet, el conocimiento al alcance de todos. Se liberan recursos en nuestra cabeza, ya no es necesario almacenar el dato, basta con saber encontrarlo y usarlo.

Yendo a un ejemplo cercano, ese uso de la tecnología permite a una persona como mi buen amigo luismi, sin el conocimiento detallado del medio, construirse su propio "faro" y dotarle de contenido. No ha necesitado ni estudios de periodismo, ni de informática para crear el sitio web. Le ha bastado con buscar lo que necesitaba en cada momento o contactar con quién le podía facilitar lo que no conocía como conseguir por sus propios medios.

Todos hemos soñado con vivir en un solitario faro, a al menos pasar un tiempo, retirados del mundanal ruido, alejados de las interrupciones y estrés de la vida moderna mientras escudriñamos el imponente paisaje de una mar a veces plácida y rítmica y a veces puro caos y fuerza.

Existen faros reconvertidos en viviendas y hoteles de lujo que garantizan tiempo para la introspección y la reflexión interna, otros han segregado la antigua vivienda del farero que ha pasado a manos de particulares, pero todos ellos mantienen el encanto y la exclusividad de su situación.

Cuando uno propone realizar un viaje o pasar un tiempo retirado en algún lugar, prepara su equipaje y no olvida aquellos objetos que forman parte de uno mismo y le ayudan a dar sentido a su vida. Es el momento de libros, música, equipamiento deportivo, etc.

Pero, ¿que te llevarías a un faro?. Mi gran amigo Luismi ha comenzado su viaje y ha empezado por invitarme a acompañarle a su faro, el faro de Luisu. Y es que nuestro farero favorito se ha embarcado en un proyecto personal donde todo tiene cabida.

Es su faro virtual. Un lugar ecléctico y dinámico donde cualquier persona pueda relajarse y disfrutar acompañado de buena lectura, buena música, un poco de arte y cualquier otro valor que uno pueda, y quiera, aportar a los demás visitantes del faro.

Además de recomendar la visita y contar con un espacio específico para mis colaboraciones, el faro de Luisu tiene un valor añadido que lo hace especialmente valioso para ser citado en este blog (y no es mi pañol). Luismi es un usuario de internet sin conocimientos profundos de tecnología ni programación. Un arquitecto de faros sin conocimientos de construcción o albañilería. A pesar de ello ha sabido ilusionar a buena parte de sus amigos para que sintiesen el faro como suyo y contribuyeran a levantarlo con él.

Cual capitán de barco, Luismi ha tenido claro en todo momento el puerto al que quería llegar y ha extraido el conocimiento de sus amigos para plasmarlo en el emergente proyecto. Al más puro estilo colaborativo 2.0 y sin llaves en la puerta. Estás invitado a conocer el faro de luisu.



Nota: La foto del faro de Salinas pertenece a René González y tiene algunos derechos reservados.

Crisis de Identidad

He querido titular este artículo con el mismo título que Lucy Kellaway utiliza en su columna de Expansión y Empleo. Y es que, siguiendo la reflexión del mencionado artículo, trabajar en lo que uno cree y disfrutar con ello es algo que no todo el mundo puede decir.

Me resultaría complicado mirar para otro lado y trabajar en algo en lo que no crea. Por otro lado, tengo la fortuna de creer y disfrutar con una amplia gama de cometidos y funciones con lo que la primera afirmación no supone ningún estricto corsé sino que permite dar valor a cualquiera de esos cometidos en los que las circunstancias laborales nos sitúan.

Me siento afortunado por trabajar en lo que me gusta, en lo que siento que aporto valor y con unos compañeros que "forman parte de mi sueldo". Estos tres pilares sustentan una identidad laboral que lucha por seguir avanzando y creciendo, lo que supone someter a grandes tensiones al equilibrio actual. Y es que la "Carrera Profesional" tiene estas disyuntivas.
  • ¿Trabajar en algo en lo que no sienta que aporto valor? No lo creo. Y es que, Ramón dixit, si a un centrocampista lo pones de lateral, lo podrá hacer mejor o peor, pero seguirá queriendo jugar de centrocampista.
  • ¿Trabajar en algo que no me gusta aun aportando valor? Vale para algo temporal, pero la falta de vocación en la labor desempeñada haría que esa ventaja inicial que permite aportar valor se iría esfumando hasta desaparecer. Dejaría de aportar valor y además no me gustaría lo que hago ¿querríais una actitud de ese tipo en vuestro equipo? Yo no, ni de centrocampista ni de lateral :-)
  • ¿Renunciar a los compañeros en aras a un desarrollo personal? Curioso ultimátum, difícil decisión, pero quizás es el único flanco que queda libre. Sería algo parecido a ir para atrás, para coger impulso hacia delante y conseguir subir ese escalón que actualmente no conseguimos sortear sin romper alguno de los tres pilares mencionados. Continuando la metáfora, jugar en mi puesto pero en otro club diferente (con aspiraciones europeas) o conseguir que la directiva del club cree un proyecto ganador en el que participemos los actuales integrantes de la plantilla.
Por supuesto, mis pilares son míos y mi reflexión es válida como cualquier otra. Hay personas que optan por no creer en su trabajo, los denomino mercenarios, otros que prefieren no aportar valor con tal de que nada cambie, o cualquier otra actitud que se os ocurra.

Del mercado corporativo al mercado de consumo

Mi apreciado Enrique Dans (www.enriquedans.com) está desmenuzando por entregas en su blog la larga entrevista que mantuvo recientemente con Mike Lazaridis.
  • ¿Quién es Mike Lazaridis? Mike es el fundador y co-CEO de RIM
  • ¿Qué es RIM? Principalmente conocido por ser el fabricante de la blackberry
  • ¿Que es una blackbery? Para eso os reenvío a la Wikipedia. Para sus amantes, lo es todo, para sus detractores no es nada más que un teléfono
Entre toda la palabrería propia de un CEO, este capítulo 2 de la entrevista se centra en el éxito de Blackberry frente a otros dispositivos en el entorno corporativo y su salto al mercado de consumo como parte de una tradición tecnológica. Me ha llamado la atención que señale que en muy raras ocasiones el camino es el inverso.

Juguemos al "un dos tres". Por 25 pesetas... diga tecnologías y herramientas que han realizado el camino del mercado de consumo al corporativo... (tic tac tic tac...), como por ejemplo los BLOGS:
  1. Los blogs
  2. los SMS
  3. Youtube
  4. Mundos virtuales
  5. Redes sociales...
Tolón-tolón
¡¡¡Se acabó el tiempo!!!

Parece que el camino inverso también existe. En un momentito han salido unos cuantos, por cierto, la mayoría muy recientes y con un sesgo web 2.0 considerable. Sigamos con los concursos y planteemos la pregunta del millón: ¿cual es el rasgo principal de la web 2.0?

...
...
...

En efecto, con la web 2.0 existe un cambio radical en la relación proveedor - usuario. El poder va a las manos de estos últimos. El rey es el usuario ¿quién se acuerda del personaje del año de la revista Time? yo sí, el rey es uno mismo.

¿esta RIM anticuada por no verlo a tiempo? No creo.

Espero vuestros comentarios y dudas.
Jueves 8 de mayo. La tarde se presenta complicada de trabajo cuando me llega la noticia. En 15 minutos comienza una conferencia de Ignacio Martínez Mendizábal que no tenía agendada. Para mí este eminente paleontólogo es un desconocido. La reseña de la charla no es muy atractiva y el precedente en el ciclo de conferencias, Edward de Bono y sus sombreros (ya comentado en el blog), hizo estragos en el prestigio de estas citas.

Mis amigos Ramón y Javier deciden marchar a verla en directo y yo la veré por la web mientras desatasco el correo y algún que otro marrón. Si me aburro seré libre de quitarlo o marcharme para casa.

Comienza la retransmisión, el lugar del evento, más de mil personas de capacidad, registra algo más de media entrada, menor a la habitual en estos eventos. Parece que se retrasa el arranque, quizás la organización está esperando a los rezagados. Tras una entusiasta presentación comienza la charla.

Lo primero captar la atención de la audiencia. De libro. Peliculita de extraterrestres y lenguaje muy cercano y claro. Una vez que el público está enganchado, una historia que va increscendo hasta ponernos a todos en Atapuerca, primero en la actualidad y luego en los diferentes momentos de hace mucho tiempo marcaron la evolución humana y que los yacimientos burgaleses van desgranando a medida que las excavaciones avanzan.

La historia sigue ganando fuerza. El público ensimismado. El ponente se muestra fresco y chisposo. Domina el tema a la perfección y disfruta transmitiendo conocimiento y planteando retos a la audiencia, a estas alturas entregada por completo a su saber. Ramón me manda un SMS:"Este tipo es un crack. Te hubiera gustado". "Lo estoy viendo. INHUMANO" contesto yo pegado al monitor.

La historia no acaba aquí. No se trata de una exposición correcta técnicamente pero sin contenido. No. Se trata de poner de manifiesto la evolución de la comunicación humana, del sentimiento de trascendencia, de la potenciación de habilidades a través de herramientas, del arte.

Frases para enmarcar se suceden de manera que hasta las pinturas de las cuevas de Altamira se transforman, gracias a las explicaciones de Ignacio Martínez, en el primer power-point de la historia.

Acaba la charla. El tiempo se ha pasado volando y los aplausos atronan el auditorio como nunca antes se había oído en el recinto y se estiran y estiran mucho más allá del aplauso de cortesía al ponente.

Comienza el turno de preguntas. Todos quieren participar. Ignacio Martínez Mendizábal hace gala de sus amplios conocimientos pero a través de una modestia y simpatía infinita. La charla no es cartón piedra. Vive lo que cuenta y hace vivirlo a los que le escuchamos.

El tiempo se acaba. Ha sido un priviliegio poder participar, aunque sea a distancia, del evento. Sólo me queda actualizar el blog, felicitar personalmente al ponente y esperar a la siguiente charla. ¿igualará el nivel de esta última o se parecerá más a la anterior de Edward de Bono? Te esperamos Francis Ford Coppola.

Google vende espacio publicitario para televisión

Después de algún que otro rumor y una "beta" de casi un año, leo en Tecnorantes que Google Adwords ya se encuentra oficialmente disponible para televisión (sólo en EEUU de momento). Cuando he realizado un comentario, he pensado que era un motivo suficiente para una entrada aquí.

Antes de nada, aclarar que con este sistema, los anunciantes pueden comprar a Google el espacio para mostrar sus campañas en TV tal y como se realiza en los anuncios de texto que proliferan por la web.

Los estudios de consumo de televisión indican que cada vez gastamos menos tiempo en ver la tele y que la audiencia se fragmenta más y más entre las opciones disponibles. Además señala el consumo de Internet como el principal ladrón de espectadores.

En cualquier caso, la televisión vive de la publicidad y la publicidad se paga según la audiencia. Como decíamos últimamente la audiencia baja y cada vez los presupuestos de publicidad se optimizan más y se reparten entre más medios (prensa, radio, tv, internet, esponsorizaciones y patrocinios...).

La existencia de intermediarios como Google, por un lado posibilita el acceso de más anunciantes a la tele, pero de mucho menor poder económico. Si los anunciantes pagan menos y además existe un nuevo intermediario que cobra una parte, al final queda menos para la cadena de televisión, lo que se convierte en peor programación y en audiencias más bajas. Es decir una espiral que conduce a la desaparición del actual sistema.

Como de costumbre el plan de Google es un win-win:
  • Si la tele se mantiene en sus niveles de audiencia o suponemos que existe un suelo a partir del cual ya no baja más, entonces Google entra en un mercado interesante en el que no se encontraba presente.
  • Si la tele continúa su decadencia, y gana audiencia internet, entonces Google gana por ser el principal anunciante en este medio.
Me queda otra incógnita, ¿Responderán los anunciantes a esta nueva opción? Juan Luis (Tecnorante #1) señala la barrera de entrada que supone crear el anuncio y las ayudas de Google para romperlas. Evidentemente es un problema, pero el mayor lo veo en el sobreprecio de Google a una campaña aislada ¿será más barato tratar directamente con la cadena de televisión?

LA solución a todas sus dudas próximamente en su pantalla (y nunca mejor dicho)
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