En el día en que nos comunican que el partido en el Gobierno de este país ha decidido subirnos de manera salvaje los impuestos a todos los ciudadanos debido a su ineptitud para gobernar, quiero hablaros precisamente de eso, de impuestos.
Todos debemos pagar impuestos, es justo y beneficia a toda la comunidad. Los gobernantes sea al nivel que sea utilizan esos impuestos para llevar a cabo diferentes acciones e inversiones. Según nuestra filiación política o sentir en cada momento estaremos más o menos de acuerdo con el destino de los recursos económicos, pero la cosa no pasa de ahí.
No pasa hasta que llega un figura, Zapatero, que decide que va a gastar más de lo que ingresa y que para poder pagarlo va a subir arbitrariamente el porcentaje de los diferentes impuestos. Es como si nosotros, en nuestra casa decidimos incrementar nuestro nivel de gasto y pretendemos que lo sufrague nuestra empresa subiéndonos el sueldo. Muy mala cosa, debería ser al revés, Especialmente mala cuando está suficientemente probado que este gobierno no utilizará ese dinero en ayudar a crear riqueza, sino a subvencionar clases pasivas y caraduras de diferente pelaje. Pasó hace un tiempo con el canon del SGAE.
Resulta que estos señores empezaban a ser más ambiciosos de lo que les permitía su "caja", por lo que decidieron que antes de apretarse el cinturón todos debíamos pagar sus caprichos a través de un absurdo e injusto canon. Para conseguirlo presionaron a políticos y agentes sociales hasta que su sueño se hizo realidad.
Esta semana, en la que un abogado sevillano ha conseguido que le devuelvan el canon cobrado de forma preventiva y acusatoria en unos CD, me llamó mucho la atención una iniciativa de la cadena PCCITY para vender sin canon del SGAE, temporalmente eso sí, sus productos de almacenamiento. Es impresionante ver como baja el precio de los diferentes artículos al eliminarles esta tasa de su precio. Exactamente 13,92 euros en discos de tamaño convencional.
Medidas de este tipo también las realizan otras cadenas de tiendas como MediaMarkt, si bien su objetivo de rebaja es el IVA , algo que si estamos acostumbrados a ver desglosado. En su día yo aproveché una de estas para comprar nuestro miniportátil.
Ya se ha hablado mucho de la famosa foto de las hijas de Zapatero en la recepción con el presidente Obama en Nueva York. A estas alturas uno no tiene claro a qué se debe el fenómeno, como siempre en este tipo de situaciones, creo que es un entramado de causas. Las cito puntualmente antes de pasar a la visión que quiero trasladaros.
La historia se repite, afortunadamente con un final diferente. Ocurre algo en Internet, probablemente puede pasar desapercibido, pero alguien lo trata con reglas de las de toda la vida, de las del mudo físico, y entonce le consigue un impresionante amplificador. Convierte algo puntual en un fenómeno social.
La gota que hubiese colmado el vaso hubiera sido emprender acciones judiciales contra todos los medios que han dado eco a la "noticia", con la excusa de la Ley del Menor, afortunadamente parece que el padre de las chicas si es consciente de su metedura de pata y se ha limitado a pedir a los medios que continúen en la postura de estos cinco años atrás y que él se cuidará muy mucho de no fotografiarse con sus hijas en fotos oficiales y, supongo, entender que la censura en internet no es posible.
- El día: La foto sale a la luz un jueves por la noche, carne fresca para la mañana del viernes, siempre más lúdica en los centros de trabajo.
- El personaje: Zapatero (ZP) es el presidente del gobierno y como tal está expuesto al análisis y la crítica de todos los medios, tanto amigos como enemigos
- La polémica: El viaje "familiar" de ZP a USA ya estaba salpicado por la polémica, no es nada habitual que se acompañe de su familia en viajes oficiales
- La incongruencia: porqué el padre de dos menores protegidas y respetadas por la prensa desde hace CINCO años las incluye en una foto oficial
- La anécdota: el aspecto de las hijas no es nada convencional en un país que critica todo lo que se salga del "estándar"
- El analfabetismo digital: pedir la retirada de una foto ya publicada
La historia se repite, afortunadamente con un final diferente. Ocurre algo en Internet, probablemente puede pasar desapercibido, pero alguien lo trata con reglas de las de toda la vida, de las del mudo físico, y entonce le consigue un impresionante amplificador. Convierte algo puntual en un fenómeno social.
La gota que hubiese colmado el vaso hubiera sido emprender acciones judiciales contra todos los medios que han dado eco a la "noticia", con la excusa de la Ley del Menor, afortunadamente parece que el padre de las chicas si es consciente de su metedura de pata y se ha limitado a pedir a los medios que continúen en la postura de estos cinco años atrás y que él se cuidará muy mucho de no fotografiarse con sus hijas en fotos oficiales y, supongo, entender que la censura en internet no es posible.
He conocido a través de correo electrónico a Nicolás Pérgola, community manager de Myheritage.es, la versión en español de un avanzado software que mezcla las capacidades como constructor de árboles genealógicos, las redes sociales y las más modernas técnicas de identificación de rostros para ayudar a construir y enlazar las ramas de la genealogía familiar con otras familias.
Tengo que agradecer su oferta para probar el programa, pieza clave para luego subir a la red nuestros avances y ponerlos a disposición de otros miembros de nuestra familia. Nicolás llegó hasta mí atraído por otro artículo de este blog escrito en mayo y centrado en las costumbres y usos del pasado. Al final la genealogía tiene mucho de historia y de preservar usos y costumbres.
Aunque parece un producto interesante, no he probado el software por dos razones muy personales pero me ha parecido interesante poderlo compartir con vosotros. La primera razón es un poco geek ya que sólo tienen versión para Windows y no para Linux. Si bien no es una razón de peso, yo no soy especialmente ultra con estos temas de los sistemas operativos, si era el empujoncito que me ayudaba a descartar la prueba. Las verdaderas razones, por tanto, eran otras.
Y es que la genealogía "doméstica" no es especialmente popular en España. Somos un país que, al menos en el pasado, se ha repartido poco por el mundo. Hemos tenido muchos emigrantes, pero casi todos de ida y vuelta, especialmente en Europa, y con un contacto más o menos continuo con los familiares que quedaban en España.
Mitos como el "tío rico de américa" tienen más de leyenda y fanfarronería que de realidad. Tan sólo en Galicia, Asturias y, quizás, Canarias podemos encontrar verdaderos ejemplos de emigración profunda, de árboles genealógicos transoceánicos entremezclados y de ramas perdidas. En cualquier caso no gran cosa comparadas con familias italianas o irlandesas desperdigadas por todo América.
Os invito a probar y jugar con MyHeritage y contarnos en el blog los avances. Saludos.
Tengo que agradecer su oferta para probar el programa, pieza clave para luego subir a la red nuestros avances y ponerlos a disposición de otros miembros de nuestra familia. Nicolás llegó hasta mí atraído por otro artículo de este blog escrito en mayo y centrado en las costumbres y usos del pasado. Al final la genealogía tiene mucho de historia y de preservar usos y costumbres.
Aunque parece un producto interesante, no he probado el software por dos razones muy personales pero me ha parecido interesante poderlo compartir con vosotros. La primera razón es un poco geek ya que sólo tienen versión para Windows y no para Linux. Si bien no es una razón de peso, yo no soy especialmente ultra con estos temas de los sistemas operativos, si era el empujoncito que me ayudaba a descartar la prueba. Las verdaderas razones, por tanto, eran otras.
Y es que la genealogía "doméstica" no es especialmente popular en España. Somos un país que, al menos en el pasado, se ha repartido poco por el mundo. Hemos tenido muchos emigrantes, pero casi todos de ida y vuelta, especialmente en Europa, y con un contacto más o menos continuo con los familiares que quedaban en España.
Mitos como el "tío rico de américa" tienen más de leyenda y fanfarronería que de realidad. Tan sólo en Galicia, Asturias y, quizás, Canarias podemos encontrar verdaderos ejemplos de emigración profunda, de árboles genealógicos transoceánicos entremezclados y de ramas perdidas. En cualquier caso no gran cosa comparadas con familias italianas o irlandesas desperdigadas por todo América.
Os invito a probar y jugar con MyHeritage y contarnos en el blog los avances. Saludos.
Hoy (por ayer) ha sido un día intenso en twitter y en la "quedada" organizada en Madrid entre sus usuarios, el llamado #eatsandtwitts. Evidentemente planificar un evento de 150 personas no es sencillo y la hora, el día y el sitio distan mucho de ser opinables.
Pero en cambio, todos nos hemos visto en la necesidad de coordinar pequeños grupos de personas tanto para eventos profesionales como personales. El proceso suele ser un horror, un ir y venir de correos con mucha gente copiada, cabreos, olvidos, etc.
La ayuda en un momento de esos nos puede venir, como no, de internet. Tecleamos www.doodle.com y, sin necesidad de registros, podemos crear nuestro propio calendario y horario tentativo para un evento. La página nos devolverá un enlace para enviar a nuestros contactos y ¡voilá! asunto resuelto.
En tiempo real cada participante podrá seleccionar, de nuevo sin necesidad de registro, las posibles disponibilidades a las que se enfrenta. Todo ello de una manera completamente flexible y con la posibilidad de realizar comentarios en la misma página.
Existen además prácticas condiciones de personalización y seguimiento por lo que os animo a abrir una nueva encuesta. Como es mejor un ejemplo que mil palabras, os he preparado esta encuesta http://www.doodle.com/6en9dw88v229rrar cuya evolución puedes ver adjunta (no tengas miedo y participa):
Pero en cambio, todos nos hemos visto en la necesidad de coordinar pequeños grupos de personas tanto para eventos profesionales como personales. El proceso suele ser un horror, un ir y venir de correos con mucha gente copiada, cabreos, olvidos, etc.
La ayuda en un momento de esos nos puede venir, como no, de internet. Tecleamos www.doodle.com y, sin necesidad de registros, podemos crear nuestro propio calendario y horario tentativo para un evento. La página nos devolverá un enlace para enviar a nuestros contactos y ¡voilá! asunto resuelto.
En tiempo real cada participante podrá seleccionar, de nuevo sin necesidad de registro, las posibles disponibilidades a las que se enfrenta. Todo ello de una manera completamente flexible y con la posibilidad de realizar comentarios en la misma página.
Existen además prácticas condiciones de personalización y seguimiento por lo que os animo a abrir una nueva encuesta. Como es mejor un ejemplo que mil palabras, os he preparado esta encuesta http://www.doodle.com/6en9dw88v229rrar cuya evolución puedes ver adjunta (no tengas miedo y participa):
Volvía esta tarde del trabajo con mi compañero Felix (nombre figurado para salvaguardar su verdadera identidad) y la conversación nos llevó a enumerar una serie de situaciones cercanas en el tiempo que nos invitan a elucubrar acerca del futuro de la televisión.
Todo surge a raíz del partido de baloncesto del Europeo que enfrentaba a España y Eslovenia y que felizmente ha terminado con victoria de nuestra selección (lo siento por el nutrido grupo de lectores eslovenos de este blog). Debido a que la hora del encuentro invadía claramente parte de mi jornada laboral, ha habido que recurrir al ingenio para poder estar informado del desarrollo del encuentro.
Al comienzo fueron los "en vivo" de diferentes medios de la web (en mi caso www.elmundo.es) y los comentarios en twitter. A medida que avanzaba el cronómetro la actualización de estas páginas no satisfacía nuestras necesidades, por lo que en mi caso pasé a la radio. Una que tiene mi "vetusto" móvil (aunque apple la presente dentro del nuevo ipod nano como si se tratase de un paso revolucionario). No fue suficiente queríamos más.
Recordando noticias pasadas, una bombilla se encendió sobre mi cabeza, ¡¡¡pero si en la sexta retransmiten el partido por la web!!! Cuesta un poco, la wifi no permite streaming, parece que la sexta y mi firefox no se llevan bien, pero lo acabamos consiguiendo: último cuarto ya iniciado, tenemos señal de video y un nutrido grupo de espectadores se arremolina intermitentemente cerca de la pantalla hasta el pitido final.
La situación vivida trae a la palestra nuevos casos en los que internet empieza a sustituir a la televisión. La semana pasada, dos noches consecutivas, las dedicamos a ver dos capítulos ya emitidos de "Los Misterios de Laura" que nos perdimos en su día pero que Televisión Española tiene colgados en su web. Sencillo: conectamos el ultraportátil a la tele (audio y vídeo), accedimos a www.rtve.es/alacarta, buscamos el capítulo y pa´lante. Sin anuncios y paradas bajo demanda.
Mi copiloto mencionó sus satisfactorias experiencias con descargas o con streaming en diferentes webs, tanto oficiales como no oficiales y compartimos experiencias con discos duros grabadores. De esta manera fuimos constatando el cada vez menor tiempo que dedicamos a la televisión y que, cuando se lo dedicamos, no esperamos a que alguien decida por nosotros. Se ve lo que se quiere, cuando se quiere y como se quiere (especialmente sin interrupciones publicitarias).
El cine hace años que sobrevive subvencionado, pero ¿qué harán las televisiones para sobrevivir? ¿cuál será su modelo de negocio a medida que nuestro comportamiento se generalice? En un par de años, la respuesta.
Todo surge a raíz del partido de baloncesto del Europeo que enfrentaba a España y Eslovenia y que felizmente ha terminado con victoria de nuestra selección (lo siento por el nutrido grupo de lectores eslovenos de este blog). Debido a que la hora del encuentro invadía claramente parte de mi jornada laboral, ha habido que recurrir al ingenio para poder estar informado del desarrollo del encuentro.
Al comienzo fueron los "en vivo" de diferentes medios de la web (en mi caso www.elmundo.es) y los comentarios en twitter. A medida que avanzaba el cronómetro la actualización de estas páginas no satisfacía nuestras necesidades, por lo que en mi caso pasé a la radio. Una que tiene mi "vetusto" móvil (aunque apple la presente dentro del nuevo ipod nano como si se tratase de un paso revolucionario). No fue suficiente queríamos más.
Recordando noticias pasadas, una bombilla se encendió sobre mi cabeza, ¡¡¡pero si en la sexta retransmiten el partido por la web!!! Cuesta un poco, la wifi no permite streaming, parece que la sexta y mi firefox no se llevan bien, pero lo acabamos consiguiendo: último cuarto ya iniciado, tenemos señal de video y un nutrido grupo de espectadores se arremolina intermitentemente cerca de la pantalla hasta el pitido final.
La situación vivida trae a la palestra nuevos casos en los que internet empieza a sustituir a la televisión. La semana pasada, dos noches consecutivas, las dedicamos a ver dos capítulos ya emitidos de "Los Misterios de Laura" que nos perdimos en su día pero que Televisión Española tiene colgados en su web. Sencillo: conectamos el ultraportátil a la tele (audio y vídeo), accedimos a www.rtve.es/alacarta, buscamos el capítulo y pa´lante. Sin anuncios y paradas bajo demanda.
Mi copiloto mencionó sus satisfactorias experiencias con descargas o con streaming en diferentes webs, tanto oficiales como no oficiales y compartimos experiencias con discos duros grabadores. De esta manera fuimos constatando el cada vez menor tiempo que dedicamos a la televisión y que, cuando se lo dedicamos, no esperamos a que alguien decida por nosotros. Se ve lo que se quiere, cuando se quiere y como se quiere (especialmente sin interrupciones publicitarias).
El cine hace años que sobrevive subvencionado, pero ¿qué harán las televisiones para sobrevivir? ¿cuál será su modelo de negocio a medida que nuestro comportamiento se generalice? En un par de años, la respuesta.
Lento pero seguro, este verano me he permitido leer hasta el final un libro de los clásicos en Internet: "El Manifiesto Cluetrain". Es un libro antiguo para esto de la red de redes ya que tiene su origen en 1999.
Leerlo a fondo ahora, en 2009, permite disfrutar y reconocer la clarividencia de sus autores, anticipando de manera profética los pasos seguidos por la nueva sociedad conectada. Estamos ante uno de esos libros en los que uno va asintiendo con la cabeza mientras lee. Te reconoces a ti mismo o a tu vecino, o a tu hijo en las innumerables situaciones descritas.
Antes de continuar, quiero volver a agradecer a Ediciones Deusto los dos ejemplares que proactivamente me hizo llegar de manera completamente gratuita hace casi un año con motivo de su reedición en castellano.
El libro es un compendio de diferentes capítulos escritos por Rick Levine, Christopher Locke, Doc Searls y David Weinberger para desgranar las 95 tesis que componen el llamado manifiesto cluetrain. La simple lectura de las tesis ya nos hace partícipes del cambio de paradigma que supone en la sociedad la existencia de Internet y las formas de relacionarse a través de ella.
Todo está cambiando y a velocidades de vértigo, las personas nos relacionamos de forma distinta, nos informamos de forma distinta y participamos de manera diferente en nuestro entorno. Leer el libro en el año de su primera edición, el 2000, en pleno extasis y posterior estallido de la burbuja de las punto com, habría provocado sonrojo e incluso el abandono prematuro de la lectura. No teníamos blogs, ni redes sociales, ni twitter y el libro ya pronosticaba la aparición de estas tendencias, mejor dicho, no pronosticaba sino que denunciaba la ausencia de dichos servicios.
Tanto para neófitos en Internet como para experimentados internautas, el libro es absolutamente recomendable. Como esos grandes clásicos por los que el tiempo no pasa y hacen disfrutar a todos sus lectores independientemente de la clase social o procedencia geográfica. Un manual que nos ayudará a entender que está pasando y que cuenta con el aval y la independencia de haber sido escrito antes de que fuésemos conscientes de qué nos estaba pasando.
Os dejo este enlace para adquirirlo, por supuesto que en la Editorial Deusto, qué menos.
Leerlo a fondo ahora, en 2009, permite disfrutar y reconocer la clarividencia de sus autores, anticipando de manera profética los pasos seguidos por la nueva sociedad conectada. Estamos ante uno de esos libros en los que uno va asintiendo con la cabeza mientras lee. Te reconoces a ti mismo o a tu vecino, o a tu hijo en las innumerables situaciones descritas.
Antes de continuar, quiero volver a agradecer a Ediciones Deusto los dos ejemplares que proactivamente me hizo llegar de manera completamente gratuita hace casi un año con motivo de su reedición en castellano.
El libro es un compendio de diferentes capítulos escritos por Rick Levine, Christopher Locke, Doc Searls y David Weinberger para desgranar las 95 tesis que componen el llamado manifiesto cluetrain. La simple lectura de las tesis ya nos hace partícipes del cambio de paradigma que supone en la sociedad la existencia de Internet y las formas de relacionarse a través de ella.
Todo está cambiando y a velocidades de vértigo, las personas nos relacionamos de forma distinta, nos informamos de forma distinta y participamos de manera diferente en nuestro entorno. Leer el libro en el año de su primera edición, el 2000, en pleno extasis y posterior estallido de la burbuja de las punto com, habría provocado sonrojo e incluso el abandono prematuro de la lectura. No teníamos blogs, ni redes sociales, ni twitter y el libro ya pronosticaba la aparición de estas tendencias, mejor dicho, no pronosticaba sino que denunciaba la ausencia de dichos servicios.
Tanto para neófitos en Internet como para experimentados internautas, el libro es absolutamente recomendable. Como esos grandes clásicos por los que el tiempo no pasa y hacen disfrutar a todos sus lectores independientemente de la clase social o procedencia geográfica. Un manual que nos ayudará a entender que está pasando y que cuenta con el aval y la independencia de haber sido escrito antes de que fuésemos conscientes de qué nos estaba pasando.
Os dejo este enlace para adquirirlo, por supuesto que en la Editorial Deusto, qué menos.
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