El Banco por internet: Móvil frente a Tablet

El teléfono móvil es algo muy personal. Nos acompaña en nuestros buenos y malos momentos, en casa o fuera de ella, cuando viajamos por trabajo o lo hacemos de vacaciones... nos hemos hecho a él. A sus sonidos, sus capacidades y sus particularidades. A tenerle siempre a unos centímetros de nosotros y a personalizarlo a nuestra imagen y semejanza.

Indudablemente la identificación con nuestro móvil es absoluta y conseguir cuota de atención o de pantalla en un dispositivo de estas características no es algo trivial, aunque a cambio se logre un beneficio importante. Que alguien se descargue nuestra aplicación es un gran paso, que coloque el icono en un lugar destacado de su escritorio, otro todavía más grande, y si finalmente utiliza la aplicación en su quehacer diario ya podemos dar palmas con las orejas.

Uno de los grandes enigmas actualmente es cuál será la velocidad a la que iremos migrando parte de nuestro uso de internet desde el oredenador (portátil o fijo) hasta el teléfono móvil. De hecho hay servicios como twitter donde los consumos desde el móvil y desde navegadores convencionales están muy parejos.

Pero no contentos con eso, aparece un nuevo concepto, el Tablet, que agrupa algunas ventajas de uno y de otro en una categoría concreta. Para los proveedores de servicios en internet como puede ser un banco, este batiburrillo de terminales supone todo un desafío y convierte en un reto el decidir que servicios son los más indicados para cada tipo de terminal:
  • ¿que hace un cliente cuando accede a su Banco desde el móvil? ¿que le gustaría hacer?
  • ¿y para un tablet?
  • ¿como tratar a este nuevo cliente multicanal en internet?
Personalmente pienso que cada vez haremos más cosas en el móvil, si no lo hacemos ya es porque todavía no hemos conseguido facilitar el circuito lo suficiente. Y, algo todavía por corroborar, empezaremos a ver como la inmediatez prima sobre la lógica ¿pedirías un préstamo en el móvil aunque fuese más caro? ¿hasta que punto preferimos hacer algo ya frente a hacerlo más tarde?

2012 va a ser un año trepidante. Permanezcan atentos a sus pantallas... a las pantallas de sus móviles, claro.

Pequeñas cosas

Ser padre te regala momentos extraordinariamente gratificantes. Algunos de ellos se corresponden con situaciones en las que ves reflejados en tus hijos aquellos valores por los que has trabajado tanto antes. No es un tema de aprendizajes o normas, que también son de agradecer, sino de cosas que has ido trabajando muy poco a poco a lo largo de sus vidas, de forma sorda y anónima.

Os cuento la situación y espero vuestras opiniones, porque no descarto que nuestro amor de padres llene de parcialidad  y sesgo mi interpretación de la realidad.

Mi hija pequeña se incorporó la semana pasada a su nueva guardería. Como los otros tres no habían empezado el cole todavía, me acompañaron los primeros días y tuvieron el privilegio de actuar de embajadores de la peque, yendo todos juntos hasta la clase y, tras mi charla de rigor con la profe, despedirse de su hermana. En esas visitas relámpago son todo vista y oídos, no se les escapa nada de la nueva clase, los profes, los juguetes o los compañeros que tendrá Alicia.

El caso es que los otros niños de la clase parecen un anuncio de Benetton, de aquellos con bebés de todas las razas y tonos de piel. Pues bien, algo que a mis ojos es reseñable y curioso, para ellos ha pasado completamente desapercibido. Algo que nos llena de orgullo a mi mujer y a mi y que justifica el esfuerzo que hacemos para que así sea.

En mi post anterior hablaba de nuestra escapada por Londres donde ya pudimos observar lo tolerantes y adaptados que son a la diferencia. Idiomas, vestimentas, costumbres... parece que la inversión en tiempo y dinero que hacemos llevando a la familia en los viajes empieza a pagarse por si sola. Esto es ROI y lo demás tonterías.

Foto: Catálogo Otoño Invierno 2011 de Benetton

Quien tiene un amigo...

Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y yo tengo muchos, por ello me siento afortunado. Esto del Networking, que es como se le llama ahora a eso de "conocer gente", y más específicamente las herramientas que internet pone a disposición de cualquiera, tienen la ventaja de conseguir ampliar tus círculos de contactos por encima de barreras físicas, uniendo ente de otras ciudades y países, barreras cronológicas, permitiendo la comunicación asíncrona y espontánea, barreras sociales, facilitando el acceso directo a expertos o famosos, o barreras mentales, facilitando la comunicación con personas que no piensan como tu.

Pero volvamos al punto de partida, mis amigos. Hace unos días he llegado de un viaje a Londres acompañado de mi mujer y mis dos hijas mayores. Una excursión de unos días aprovechando que un gran amigo, Víctor, nos dejaba su casa en Londres. Una agenda cargada y repleta de actividades gracias a las propuestas que por tierra, mar y aire me fueron llegando de otros muchos amigos que tuvieron conocimiento de mi viaje unas semanas antes en Facebook o Twitter.

Juan Luis me envió un completo análisis de Londres con niños, Javier nos invitó a comer en las oficinas de su empresa (aunque luego un compromiso más noble e importante lo hizo imposible), Dani nos recomendó, además de otros sitios,un restaurante que cautivó a mis hijas para una temporada, Wences nos mandó a un museo que nos gustó y por el que no habríamos pasado sin su pista y así una lista sin fin de amigos y conocidos que nos ayudaron a disfrutar a tope de esos días.

También hubo personas del entorno "físico" que nos recomendaron lugares para, al final entre todos, virtuales y de carne y hueso, ayudarnos a disfrutar de unos maravillosos días en Londres... y en Madrid, que para eso Clara y Juanjo se quedaron con los dos pequeños en su casa.

Gracias a todos, amigos. Tenemos mucha suerte de teneros tan cerca.
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