Antes de nada, aclarar que con este sistema, los anunciantes pueden comprar a Google el espacio para mostrar sus campañas en TV tal y como se realiza en los anuncios de texto que proliferan por la web.
Los estudios de consumo de televisión indican que cada vez gastamos menos tiempo en ver la tele y que la audiencia se fragmenta más y más entre las opciones disponibles. Además señala el consumo de Internet como el principal ladrón de espectadores.
En cualquier caso, la televisión vive de la publicidad y la publicidad se paga según la audiencia. Como decíamos últimamente la audiencia baja y cada vez los presupuestos de publicidad se optimizan más y se reparten entre más medios (prensa, radio, tv, internet, esponsorizaciones y patrocinios...).
La existencia de intermediarios como Google, por un lado posibilita el acceso de más anunciantes a la tele, pero de mucho menor poder económico. Si los anunciantes pagan menos y además existe un nuevo intermediario que cobra una parte, al final queda menos para la cadena de televisión, lo que se convierte en peor programación y en audiencias más bajas. Es decir una espiral que conduce a la desaparición del actual sistema.
Como de costumbre el plan de Google es un win-win:
- Si la tele se mantiene en sus niveles de audiencia o suponemos que existe un suelo a partir del cual ya no baja más, entonces Google entra en un mercado interesante en el que no se encontraba presente.
- Si la tele continúa su decadencia, y gana audiencia internet, entonces Google gana por ser el principal anunciante en este medio.
LA solución a todas sus dudas próximamente en su pantalla (y nunca mejor dicho)
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