Teníamos mucho de que hablar, ya que hace más de dos meses, Quique, con larga experiencia en consultoría, empezó a dar forma, ya a tiempo completo, a su visión personal de la consultoría a través de una empresa de servicios de nueva creación destinanda a dar respuesta a aquellos que buscan algo diferente.
Habíamos cenado en mi casa a principios de julio, con tiempo para conocer los primeros pasos de la nueva compañía y ahora, al final del verano, a punto de comenzar la vorágine de septiembre era un buen momento para evaluar la situación con la que afronta el desarrollo inicial.
Soy un hombre de grandes empresas, al menos por ahora, por lo que no dejo de sorprenderme y, en ocasiones, envidiar todo lo que sucede alrededor de las startup y las Pymes. Esta vez he tenido ocasión de conocer de primerísima mano la situación a la que se enfrenta un emprendedor, entre lo que destacaría lo siguiente:
- Lo difícil que es arrancar sólo
- La valentía y falta de temor al fracaso de la que hay que hacer gala
- Ser fiel a lo que se quiere y no cambiar el rumbo al primer contratiempo, a la vez que hacemos gala de una flexibilidad digna de un artista del Circo del Sol.
- La cantidad de contratiempos, esperados e inesperados a los que uno hace frente cada día: socios que abandonan, proveedores que no responden, clientes insatisfechos, falta de personal y recursos...
- Los trámites burocráticos
- La necesidad de apoyo
Ánimo Quique.
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