Otras veces los autores mencionan específicamente el carácter personal del mismo y se guardan para si mismos la capacidad de hablar y opinar de lo que en cada momento consideran oportuno. Se trata de los blogs personales, en efecto, como este que lees ahora mismo.
Normalmente camuflamos nuestro ego tras evasivas del tipo "lo utilizo a modo de biblioteca personal", chorradas, lo que escribimos y contamos es para que lo lean los otros, por eso miramos las estadísticas y sonreímos reconfortados cuando las visitas crecen y los comentarios generan más y más conversación.

Eso no quita que a través del complejo proceso que existe detrás de la publicación de un artículo, el propio autor gane conocimiento, ejercite su mente y razone y estructure cada palabra o frase que llega a la redacción definitiva. Escribir ayuda a pensar, pero no escribimos un blog para eso, lo escribimos para que nos lean. Amigos, familia, compañeros de trabajo, desconocidos: PARA QUE NOS LEAN. No hay que ser Sigmund Freud para adivinarlo.
Si solo quisiésemos pensar escribiríamos en un papel o en un documento que quedase alojado en nuestro disco duro, no a la vista de todos.
Eso sí. Todo blog personal tiene al menos un artículo en el que el autor casi pide perdón por hablar de un tema especialmente alejado de la temática habitual. Un artículo que siempre comienza indicando que, al tratarse de un blog personal, uno habla de lo que le apetece. como yo en el siguiente artículo. No os lo perdáis, controladores, sindicalistas y políticos en un mismo saco.
Foto: Sigmund Freud en Wikipedia
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