Yo quiero vivir en el futuro

Aquí andamos sumidos en el apocalipsis, confinados en el mejor de los casos, convalecientes en otros o llorando por el fallecimiento de algún ser querido. Sorprendido por la recalcitrante ineptitud de algunos de nuestros gobernantes y confirmando el oportunismo y sectarismo de otros con mando en plaza. También descubriendo la valía y la serenidad de otros políticos que con su valentía nos ayudan a sobrellevar la situación. Tengo claro que ni los unos ni los otros son los causantes de la pandemia, no nos pongamos tremendos, pero los días que pasan si van dejando claro quien rema para que todos podamos salir lo mejor posible de ella y quien rema para que ellos mismos salgan lo mejor de ella.

Pero yo no venía a esto. Yo venía a hablar de futuro, de dentro de un mes, de dos meses, de un año o de cinco. Y es que a mi me gusta el futuro. Siempre me ha gustado saber donde quiero ir y focalizarme en disfrutar del viaje para alcanzar el destino soñado lo antes posible.

¿Cómo será ese futuro? ¿en qué modelos debemos inspirarnos? ¿hacia dónde vamos? ¿qué tradición debemos llevarnos con nosotros y cuál dejar atrás porque no nos servirá al llegar a nuestro destino? Es el dilema del viajero, qué llevar en la mochila y cómo saber que has llegado al destino. Porque hablo de viajeros, no de turistas. Un viajero disfruta de cada momento, desde que empieza a planificar su aventura hasta que la saborea tiempo después de finalizarla, incluyendo por supuesto cada momento del viaje, no sólo el destino. También suma en su bagaje la relación con las personas que comparten camino y con las que se encuentra y le ayudan a entender lo diferente de lo que va descubriendo.

Estoy iniciando un viaje al futuro y necesito saber cuál será mi destino, a quién me quiero parecer. No lo tengo claro. Voy a empezar a hacer la mochila a ver que va saliendo. Serán cinco cosas:

  • Tengo claro que hay que llevar FLEXIBILIDAD, vienen tiempos convulsos y nos hará falta para sortear tantos momentos inesperados que ya nos están tocando vivir.
  • Lo siguiente será RESILIENCIA, la capacidad de levantarse ante cualquier problema o contratiempo que nos golpee.
  • Me gustaría no dejar atrás la EMPATÍA, esa facultad que no siempre tenemos las personas para ponernos en el lugar del otro antes de juzgar con nuestro esquema mental las acciones u opiniones de los demás.
  • El AMOR que no falte. En especial como contrapeso al odio y resentimiento que llena los discursos de políticos y gente de la calle en estos tiempos. Además el amor es contagioso, gracias a ello la gente que nos rodea puede ser más feliz y hacernos felices a nosotros por el camino. 
  • Y por último, voy a meter VALENTÍA. Podría ser el primero en importancia, aunque si continuamos utilizando nuestro viaje como hilo conductor, todos sabemos que lo último que metes en la maleta es lo que vas a necesitar antes. Necesitaremos ser valientes para emprender el viaje al futuro en vez de esperar quietos a que nos pase la apisonadora del mundo por encima.
¡Bingo! Haciendo la mochila creo que he encontrado dónde quería ir. Con ese equipaje yo lo que quiero es viajar y no terminar de hacerlo. El propio viaje es el destino. El viaje te transforma y al llegar ya eres otro. Otro mejor, más fuerte y más preparado para iniciar el siguiente viaje. 

Pero ese ya llegará. Emprendamos nuestro viaje lo antes posible ¿Os apuntáis? ¿Qué llevaréis en vuestra mochila?

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